Las elecciones que realiza una persona acerca de su futuro pueden ser pronosticadas por la expectativa que tiene acerca de su éxito en largo plazo. Estas expectativas también pueden influir sobre la perseverancia y el desempeño, lo cual es especialmente importante cuando hablamos de las elecciones de vida de adolescentes y jóvenes.
La adolescencia y la juventud son etapas clave para el aprendizaje. Es la segunda oportunidad, después del desarrollo infantil temprano, de impactar positivamente en el desarrollo de la persona, cuando el cerebro es altamente moldeable. En esta fase de su vida, la persona es más proclive a la exploración y es al mismo tiempo más vulnerable a estímulos y experiencias, tanto negativas como positivas.
Dado que las y los jóvenes basarán muchas de sus elecciones de vida en la probabilidad de éxito futuro, es estratégico invertir en que vivan experiencias positivas y reciban estímulos que promuevan decisiones saludables, tanto en lo educativo como en lo laboral.
¿Qué son los modelos a seguir?
Existe evidencia de que el ser humano puede aprender a partir de modelos de conducta de su entorno, incluyendo su familia, sus amigos y otros adultos o pares con los que tiene un vínculo. Dado que las decisiones que toma una persona joven pueden ser influenciadas por las expectativas de su éxito futuro, tiene sentido considerar que los modelos a su alrededor conllevan el potencial de impactar en estas decisiones.
Los modelos a seguir son una herramienta de aprendizaje utilizada de forma amplia en el ámbito de la educación. En un programa de modelos a seguir se seleccionan perfiles que actúen como ejemplo positivo e inspiración para influir en el comportamiento de la persona que participa en la intervención. También se espera que, a través de esta influencia, se transmitan conocimientos y habilidades, y un sentido de pertenencia e identidad.
Los “role models” o modelos a seguir son un complemento importante en los programas de desarrollo de habilidades, especialmente cuando se trata de jóvenes en situación de vulnerabilidad, incluyendo a aquellos que provienen de contextos de pobreza y movilidad humana, y también para mujeres jóvenes que tienen la posibilidad de elegir estudios y carreras tradicionalmente masculinos, pero que tienen mayor potencial de empleo e ingresos a futuro.
¿Existe evidencia sobre su efectividad?
Los modelos a seguir pueden ser clave para la juventud a la hora de elegir trayectorias educativas y laborales, y comportamientos de mayor o menor riesgo. La literatura evidencia que estas intervenciones han mostrado resultados positivos, aunque su impacto es mayor cuando se realizan al principio de la adolescencia, cuando la persona todavía no ha tomado decisiones sobre su educación y empleo futuros.
Asimismo, la efectividad de las intervenciones de modelos a seguir depende de dos factores (i) la relevancia percibida del modelo a seguir involucrado y (ii) que los beneficiarios perciban que el éxito del modelo a seguir puede ser alcanzado por ellos. Esto significa que hay que elegir a los role models de acuerdo con el cambio que se quiere generar en las expectativas del joven, buscando modelos relevantes y realistas en cuanto a las probabilidades de alcanzar sus logros.
«Dado que las decisiones que toma una persona joven pueden ser influenciadas por las expectativas de su éxito futuro, tiene sentido considerar que los modelos a su alrededor conllevan el potencial de impactar en estas decisiones.»
Existen numerosos programas de modelos a seguir, especialmente en el campo de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM) o STEM, por sus siglas in inglés. Los modelos a seguir en este ámbito se orientan hacia el cambio en estereotipos de género o roles tradicionales asignados al hombre y a la mujer. El objetivo es que, mediante el ejemplo de hombres y mujeres en roles no tradicionales, las y los jóvenes vean nuevas posibilidades de trayectoria laboral y educativa.
Cuando estas intervenciones se realizan en el ámbito de las carreras de STEM, generalmente se busca atraer a más mujeres, y uno de los componentes son las intervenciones de modelos a seguir. Algunos programas incluyen el programa “Introduce a girl to engineering” en EE. UU., Primary Futures, del Reino Unido, y en México, programas como “Sisters in STEM” (Intel y el TEC de Monterrey) y Girl Today (COPARMEX). Además, actualmente UNICEF está diseñando un programa de bootcamps de STEM para adolescentes mujeres que contará con un componente de modelos a seguir.
Si bien las intervenciones de modelos a seguir tienen alto potencial y existe evidencia de su efectividad, es importante que se considere que, probablemente, el comportamiento que modele el role model solo impacte en esa área en particular, y no en otras. Por ejemplo, si se realiza una intervención de modelos a seguir para atraer más mujeres a las carreras STEM, es improbable que esto impacte en los roles de género más allá de la elección de esta rama de estudio.
Finalmente, este tipo de intervenciones son una opción a explorar en varios ámbitos, no solo los roles de género. Existe evidencia de que las y los adultos presentes en la vida de un niño, niña o adolescente ejercen influencia, consciente o no, sobre sus elecciones futuras. Por ejemplo, existen estudios que analizaron la relación entre el empleo de un padre o madre y el empleo e ingresos futuros de una persona, y demostraron que hay una correlación positiva entre el empleo de una madre o padre y el del hijo o hija.
Eugenia de Diego es especialista en desarrollo adolescente en UNICEF México desde 2020, donde implementa programas para el desarrollo de habilidades del siglo 21 y para la promoción de la empleabilidad juvenil. También ha impulsado iniciativas para la protección de las y los adolescentes en situación de movilidad y para el desarrollo de líderes juveniles en México, sobre todo en temas de emprendimiento y cambio climático. Antes de eso, durante 8 años, Eugenia fue consultora full-time del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, EE. UU., viendo estrategias de desarrollo de habilidades para sectores económicos prioritarios y programas de empleo. También colaboró con el Banco Mundial y con la oficina de Global Insight and Policy de UNICEF en Nueva York. Eugenia cuenta con una licenciatura en economía de la Universidad Católica Argentina y una maestría en planificación del desarrollo de University College London.