El desarrollo de habilidades socioemocionales en los equipos es fundamental para incrementar la productividad y mejorar los ambientes de trabajo.
La diversidad en las empresas es una aspiración que plantea nuevos retos a los líderes, especialmente cuando se trata de equipos intergeneracionales, es decir, equipos con miembros de diferentes edades. Si bien es cierto que se ha demostrado que, a mayor diversidad, mejores resultados, también se ha demostrado que la falta de confianza entre los trabajadores mayores y los más jóvenes genera con frecuencia una cultura de competencia y queja que conduce a pérdidas de productividad.
La buena noticia es que cuando los equipos con diversidad de edades se gestionan bien, los miembros aportan un portafolio amplio de capacidades y fortalezas que se complementan entre sí y aceleran o maximizan el logro de los objetivos.
Con la entrada de la generación Z al mundo laboral, por primera vez en la historia, se encuentran al menos cuatro generaciones reunidas en la cultura de la empresa (Baby Boomers, Generación X, Y y Z). Esto significa que interactuamos con personas que tienen preferencias particulares. Sin embargo, los líderes no pueden memorizar estas preferencias para cada integrante del equipo, pero sí pueden dominar cinco principios básicos para lograr un trabajo armonioso y efectivo entre los equipos intergeneracionales.
«Cuando los equipos con diversidad de edades se gestionan bien, los miembros aportan un portafolio amplio de capacidades y fortalezas que se complementan entre sí y aceleran o maximizan el logro de los objetivos»
1. Fomenta la empatía entre los miembros del equipo
La empatía cognitiva es la habilidad de entender la perspectiva de la otra persona. Esto es crucial para todos los miembros del equipo. La práctica del mentoring y reverse mentoring puede ayudar. Otra técnica que puede servir es el entrenamiento en el design thinking. Cuando el equipo desarrolla la empatía como una técnica, no solo ganan una mejor observación, sino que también saben discernir entre supuestos y hallazgos, lo cual también ayuda a generar innovación y mejor resolución de problemas.
2. Fomentar la escucha activa
Escuchar activamente al otro requiere hacer preguntas y sentirse cómodo al hacerlas, hasta que ambas partes estén claras en lo que se pide y se ofrece. Para ello, hay que tener la intención de escuchar, es decir, evitar pensar en lo siguiente que se va a decir mientras la otra persona habla. Mejorar este hábito es una habilidad fundamental para los líderes y miembros de equipo, de esta habilidad depende el éxito de los otros cinco consejos.
3. Manejar el conflicto con madurez
El conflicto es inevitable y se manifiesta de forma natural en nuestra interacción cotidiana, pero siempre se puede manejar. Lo que queremos evitar es un altercado, es decir, un conflicto que escala a algo violento o acalorado. El conflicto debe ser bienvenido, allí nace la riqueza entre los diferentes puntos de vista en un contexto diverso. Cada miembro del equipo requiere hablarlo y manifestarlo oportunamente, en un ánimo de resolverlo con madurez, profesionalismo y respeto.
4. Feedback vs Feedforward
Dar y pedir feedback tiene cierta utilidad. Pero pedir recomendaciones puede resultar mucho mejor. Aunque el feedback es un ejercicio que pone nuestra atención en el pasado y nos puede ayudar a mejorar, cuando damos y pedimos feedforward, nuestra atención está en el futuro, y eso es mucho más accionable.
5. Co-crear las reglas en equipo
En equipo hay que decidir qué normas funcionan mejor. Por ejemplo, qué tan flexible serán con respecto a tiempos y lugares, cómo comunicar diferentes tipos de información: cuando usaremos WhatsApp, email o llamada. Cómo se toman las decisiones, qué cosas sí requieren consenso y qué cosas no y por qué.
Los líderes que han sabido aprovechar esta diversidad, la han convertido en activo para impulsar la innovación, la productividad y el crecimiento personal de los trabajadores.
Mario Elías González
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Mario es Ingeniero Químico por el Tec de Monterrey y MBA por la EGADE Business School y cuenta con formación ejecutiva en Yale, Stanford, Boston University y con el Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible. Durante los últimos 15 años, ha implementado proyectos de impacto social y asesorado a organizaciones del sector privado, público y social, además coordinó los esfuerzos con la Alianza Global por la Juventud como Gerente de Negocio Responsable.
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